Más del 50% de la plantilla de trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas cedió irremediablemente al cobro de su liquidación. Mientras, los que resisten volvieron a tomar las calles pero ahora como un ente desmembrado, con la consigna de crear caos de forma pacífica a lo largo y ancho de la ciudad.
El odio parece esparcirse con cierta facilidad mientras caminas entre la marcha, las consignas no tienen límites, los carteles no se incomodan por evidenciar realidades y los decibeles de los gritos aturde en incertidumbre.
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